lunes, 9 de marzo de 2009

TAREA DE LA LECTURA DE LA CIUDAD

COMO A LOS QUINCE ME NACIÓ EL AMOR POR EL PUEBLO Y EL CAMPO.

Comentario sobre "La cultura actual y la gran ciudad"

Por: María del Rosario Medina de los Santos

Bueno la lectura me agrado mucho, aunque no estoy del todo de acuerdo con las ideas planteadas, la manera de redactarlas y de expresarse es muy sentida por parte del autor, aunque condeno de cierta forma a los textos que critican sin proponer, este me pareció muy apropiado en quedarse sólo como un reflexión, reflexión de pensamiento y reflexión de reflectar.

Pues bien en un pueblo la gente te conoce, te juzga duramente y profundamente porque saben de ti y de tu vida, y de las situaciones por las que has pasado, tiene un fundamento y se sienten hasta con el derecho u obligación de hacerlo, en cambio en la ciudad te juzgan por rasgos más superficiales como la ropa que traes puesta, pero el juicio, sin embargo sigue siendo igual de duro.

En la ciudad cambiamos la aprensión moral "El qué dirán del pueblo" por una aprensión social "Que va a decir la gente", nos liberamos, del con quién salimos, a qué hora llegamos, con quién nos casamos, por otra prisión un menos perceptible pero igual de implacable, cuanto sabemos, ganamos o que celular tenemos, a que estatus pertenecemos, etc.

Salimos del núcleo familiar (a veces), pero aun así necesitamos llenar esa necesidad de pertenencia de la que nos advirtió Maslow, donde un peinado, una blusa, ciertas actividades, nos convierten en parte de…, algo así como una tribu, algo así que nos recuerde a nuestra familia.

Sí, en la gran ciudad hay libertad de ideas pero no de ideologías, que no, no son lo mismo por si se lo preguntaban, una tiene que ver con el individuo, y otra con la transformación de un sistema existente.

En lo rural, algunas ideas no son bien aceptadas, en la ciudad lo son, pero son etiquetadas y si se puede comercializadas en forma de tenis, ropa, pulseritas etc. mejor, en lo cual no veo mayor problema, ya que quien sabe, quizá me toque vender eso algún día, por consiguiente, lo que en realidad sí me parece algo "frío" es que también te etiquetan a ti. En cambio, en los pueblos, los adjetivos son tantos como el número de personas y si hicieran falta, pues se inventa, es por eso que en los pueblos hay palabras que desconocemos. Nos sobrara conocimiento en forma de información, pero nos falta sabiduría en forma de creatividad.

¿Entonces por qué se prefiere a la ciudad? Aunque suene tonto, es por todas esas cosas triviales, la tecnología, los objetos, o como lo llama el autor "la inagotable variedad", en gran parte así es.

Alguna vez escuche en un documental que entre más difícil sea para la lengua descifrar el sabor de lo que estamos comiendo, más te pedirá tu organismo que lo consumas, hasta lograr descifrarlo, es por eso que la comida mas deliciosa es la que mezcla sabores y olores, todos ellos agradables y deliciosos individualmente, se hacen más deliciosos revueltos. Así es la gran ciudad una gran vorágine de "sabores" que no podemos dejar de consumir hasta descifrarla, aunque sepamos lo improbable que es hacerlo.

La ciudad te acostumbra a su ritmo y satisface esa parte de la naturaleza humana que siempre pide más, un reto mayor al anterior, una experiencia nueva, ritmo que quizá no todos bailan tan bien, otros en cambio están tan aclimatados que no podrían SER sin ese ritmo citadino, tendrían que reinventarse a sí mismos, es así, que como a los quince me nació el amor por el pueblo y el campo, en la reinvención que conlleva. Y es que se necesita un buen rato para entender a la ciudad y entenderse a uno mismo inmerso en ella, pero si se trata de entenderse a uno mismo no hay nada mejor que un buen paisaje que no dé cabida a escapar por la T.V. Evadirse en el internet, desconcentrarse en el shopping mall, sino que te obligue a estar contigo, y con todo lo que eso implica (pensamientos, emociones, etc.) yo en lo personal relaciono esto con mis "raíces" o más bien las de alguien más, de las que me he apropiado afortunadamente.

En la ciudad entiendes, aprendes, en el campo reflexionas y te adueñas. Mientras que la ciudad te da mil piezas para armar ese rompecabezas que te significan el entorno y el futuro, el campo te autocompleta y te enseña de manera empírica, te enseña del pasado, información que no encontrarías, ni en la net, ni en la TV ni en los libros de la gran ciudad, como la receta familiar del caldo de iguana, o como dorara el "Hueso" de la marañona, ya "mero" me imagino en el internet un instructivo en PDF para bajar cocos, o un curso en algún hotel sobre las señales pre-cambios climáticos- desastres naturales que saben leer en el campo.

Algunos no podrían vivir sin la T.V. Otros no podríamos vivir sin la T.V. y sin saber a dónde ir cuando la T.V. agota y se ve más vacía que de costumbre.

Aunque si en algo no estoy de acuerdo con el autor es en eso de que "el consumismo te hace desear" (y no es porque estudie MKT), el comportamiento ilícito para obtener lo que se desea, existe en todos lados, como se dice en los pueblos "tomarlo a la mala", pues no creo que los señores de los pueblos sean consumistas y aun así se "roban" a las señoritas. Falta de respeto o comportamiento sociópata hay en donde sea, desafortunadamente.

Tan importante es la ciudad como lo es la diversidad que nos hace más fuertes, que nos hace crecer a partir del otro, que nos enriquece y nos hace evolucionar tanto en lo biológico, como en lo social, si todos fuéramos iguales, no habría posibilidad de mejora, de evolución, el otro, nos mejora desde nuestro punto de partida, no es que nos cambie, no es el pluralismo el que nos haga perder valores, somos nosotros quienes no sabemos manejar y aprovechar tanta riqueza, somos nosotros, quienes al ver tantas filosofías, convicciones y valores, desechamos todo aquello que no embonen con las nuestras, en vez de estudiar, de manejarlas, combinarlas o al menos tolerarlas y crecer, es por eso que todo lo convertimos en relativo, porque es más fácil y vuelve manejable lo que no entendemos y nos da honestamente flojera entender.

Al salir del campo se dejan todas las normas y valores que en este nos obligaban a seguir, la ciudad nos da la oportunidad de dejarlos atrás, pero también nos da la valiosa y única oportunidad de seguirlos no por obligación o tradición, sino por convicción, porque así se desea, y como esa muchas más oportunidades nos ha ofrecido la ciudad y todas han sido rechazadas por completo.

Tan importante es el campo como lo que nos une, como lo que nos recuerda, que al final a todos nos cortaron con la misma tijera, así es el campo, sencillo como un refrán e igual de valioso, honesto y sabio, lo que nos une concilia lo que nos divide para que se vuelvan virtudes y no defectos, nos da calidez en las partes que se le han ido congelando a la humanidad.

En esto como en muchas otras cuestiones de la vida el equilibrio es la clave.





Nuevo Windows Live, un mundo lleno de posibilidades Descúbrelo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si tienes razón siempre nos culpan del consumiso pero la decisión esta en cada quien.

Atte. Sand