martes, 25 de septiembre de 2007

Ética Utilitarista
Rocío García Solano

Utilitarismo (del latín, utilis, 'útil'), en el ámbito de la ética, la doctrina según la cual lo que es útil es bueno, y por lo tanto, el valor ético de la conducta está determinado por el carácter práctico de sus resultados.
La ética utilitarista surgió en el siglo XIX a partir de los postulados del empirismo y, según ella, el bien moral se reduce a la utilidad; es decir, todo lo que reporta alguna utilidad o produzca progreso social o individual es bueno, lo contrario es malo.
Su universalidad radica en seguir aquello que sea de utilidad para el bien común.
Este tipo de ética posee varios peligros, ya que en aras de la utilidad, se pueden pasar por alto algunos derechos individuales de las personas. Así bajo un sistema ético utilitarista torturar a alguien en pos de obtener, por ejemplo, seguridad para muchos sería moralmente bueno.
Un perfecto ejemplo de ética utilitarista se puede apreciar en la serie de Fox "24", donde el protagonista tortura, mata, transgrede todo tipo de normas y protocolos en pos del beneficio útil de salvar a una población de un inminente ataque terrorista. O sea que su comportamiento es éticamente correcto (si tomamos la ética utilitarista).
No cabe duda alguna que la ética utilitarista es una de las más influyentes de la modernidad. En efecto, muchos de los estudiosos e investigadores actuales desarrollan sus sistemas a partir de la premisa consecualista, según la cual el valor de las acciones humanas se mide por sus consecuencias y que, por tanto, la acción carece de valoración moral intrínseca. El debate ético actual está cruzado "y estancado" por esta posición. Decimos estancado porque suele suceder que en la discusión sobre temas morales los interlocutores parten de premisas opuestas, y sea por tanto imposible llegar a algún tipo de acuerdo mientras se razone según ésas premisas.

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