martes, 11 de septiembre de 2007

Tarea 3 (Oscar Rodríguez)

Oscar Javier Rodríguez Hernández DPCE


ÉTICA CRISTIANA
El nacimiento del nuevo testamento es la puerta a la vida del Cristianismo. La figura de Cristo es la prudencial manifestación del poder de Dios con los hombres. El sacrificio de Jesús se convierte en la mayor prueba de la redención del hombre ante Dios. De este suceso que trae aparejado una situación histórica y social del contexto judaico con la experiencia divina de la entrega del Mesías para el perdón de los pecados de la humanidad, nace una profesión de fe tan fuerte como la propia figura de su mayor exponente: Jesús.
Los alcances de la doctrina cristiana han dado lugar a la manifestación de una conducta específica, es decir, Cristo da la pauta para que sus discípulos y seguidores crean y actúen de acuerdo con su mensaje de respeto y amor.
La Ética Cristiana se ha fincado en la vida eterna, en el establecimiento de un creer a través de la fe, misma que toma fuerza en la obra de Cristo hombre en el seno de una sociedad violentada por conflictos bélicos y dominación constante. Para la Ética Cristiana la participación de la naturaleza divina es la esencia del fruto de la obra de Cristo. Por ello al hablar de este tipo de ética es navegar sobre la línea del amor cuyo camino trazado establecerá el destino de una voluntad eterna divina.
El manejo de una ética basada en principios cuyo elemento de creación es el amor y el valor de los actos morales tendientes a la participación de una vida plena en el pacto de la naturaleza divina, genera un comportamiento de valoración de todo acto que se realice en la vida, conducido a la interrogante de la voluntad cristiana pura.
Por lo antes expuesto la voluntad de una persona con Ética Cristina lo situa en un escenario de la valoración de sus actos en pro del bien de los demás, tomando en consideración elementos de trascendencia de espirítu y alma, componentes de envergadura fundamental en el plano de la trascendia plena del hombre. Ahora bien a través de este tipo de valoración se puede establecer que es necesario estar conciente de las repercuciones del contexto, es decir, la decisión que se tome tendrá un fuerte impacto en el conglomerado en el que el individuo convive, ya que la naturaleza de la Ética Cristiana no es compartida por todos ellos, por considerarla ajena a los interéses partículares.
Concluyendo pues el valor de la Ética Crisitiana toma forma en la voluntad misma del ser que la aplique, ya que puede tener conocimiento de ésta pero no apreciarla como viable en el desarrollo de su vida en razón de afectación de sus ínteres. El que aplica la Ética Cristiana tiene un pleno conocimiento de lo que fue y es Cristo, así como de lo que significa en su vida misma.

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