domingo, 9 de septiembre de 2007

ETICA Y DERECHO - ETICA CRISTIANA

HUGO ALEJANDRO EUGENIO BAÑOS.

Ética y Derecho: Un vínculo necesario

Ética y libertad
Primero, reflexionemos sobre lo que entendemos por libertad. La libertad es la capacidad del ser humano de poder hacer o no hacer algo, de poder decidir, de elegir dentro de lo posible "el vivir bien". Ser libre para intentar algo no significa conseguir siempre lo que uno quiere, de pretender hacerlo estaríamos entonces ante un caso de omnipotencia, es decir conseguir hasta lo imposible. Nuestra libertad se limita cuando debemos responder por el modo por el que actuamos y a cuanta más capacidad de acción tengamos, mejores resultados podremos obtener de nuestra libertad (Savater: 1991).
Hagamos un alto y analicemos cómo tomamos las decisiones en nuestro día a día? La mayoría de elecciones no nos toman mucho tiempo, responden a un impulso. Por ejemplo, no pensamos mucho sobre si levantarnos o seguir durmiendo, sobre si lavarnos, prender el televisor, escuchar una noticia, repetir un slogan o tararear la música de un anuncio publicitario. Son decisiones que se hacen por costumbre o porque nos provoca hacerlo, a veces por capricho.
Otras decisiones están como ya dadas, en nuestros primeros años son los padres o profesores los que nos dicen que hacer y cuando ya somos adultos son las leyes las que nos obligan, bajo una sanción, a cumplir de ciertas normas de conducta.
Si reflexionáramos cada una de nuestras elecciones no podríamos ir a la acelerada velocidad que demanda la época.
En todos los casos, tomamos una decisión en libertad, pero no somos conscientes o no queremos ser conscientes de nuestra responsabilidad al tomarlas, en pocas palabras, nos dejamos llevar.
Ser conscientes de nuestra capacidad de elección implica ser responsables. La responsabilidad no es sinónimo de valentía, no es sólo asumir las consecuencias de la elección, va mucho más allá, significa ser partícipes de nuestro desarrollo. La responsabilidad en nuestros actos deja una huella en nosotros mismos, nos vamos construyendo y también vamos construyendo una sociedad.
Entonces, desde nuestra libertad responsable, ¿Qué decisiones tomamos sobre lo que nos ofrecen los medios de comunicación? ¿Estamos de acuerdo con la difusión cotidiana y constante de ciertos mensajes violentos, denigratorios, racistas, sexistas etc? ¿Qué es lo que estamos construyendo?
Regulando nuestra libertad de expresión
El derecho proporciona un cierto orden a la libertad del ser humano, le brinda una cierta estabilidad. La libertad, concretamente la libertad de expresión está reconocida y garantizada por nuestro derecho. Existen dos restricciones al ejercicio de esta libertad: el respeto a la dignidad del ser humano y la seguridad nacional.
La libertad de expresión y el derecho a recibir información, han sido considerados como uno de los derechos humanos fundamentales recogido en el artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.
"Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y de recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras y por cualquier medio de expresión."
Este principio ha sido recogido en nuestro ordenamiento jurídico en el artículo 2º número 4, primer párrafo de la Constitución de 1993:
"Toda persona tiene derecho a las libertades de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento, mediante la palabra oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de comunicación social, sin previa autorización, ni censura ni impedimento alguno, bajo responsabilidades de ley."
La libertad de expresión es pues un derecho, pero a la vez un deber. ¿Qué significa esto? Significa que la libertad de informar y de expresar a través de los medios de comunicación no son propiedad exclusiva de los comunicadores sino también de los destinatarios o receptores de los mensajes. Esta libertad implica por un lado el poder tener acceso a la información, a investigar, a poder transmitirla y de otro lado a recibir una buena información, objetiva, estudiada, comprobada e imparcial, en pocas palabras responsable, es decir, una buena información que contribuya al desarrollo integral del ser humano o por lo menos que evite lo contrario.
Persuadir a los destinatarios de los medios a través de una verdad a medias o ambigua u omitiendo información es un directo atentado contra la libertad del público receptor, la conciencia es manipulada y por tanto se obstaculiza la forma de usar la libertad.
Autorregulación, complemento del derecho
Si bien el derecho cumple un rol fundamental en el orden social, este no es el único medio y a veces no es el mejor. No es suficiente tener excelentes normas, ni incrementar las sanciones para asegurar su cumplimiento. De otro lado, sería imposible regular en detalle cada actividad de la sociedad.
Un profesor equiparaba la aplicación del derecho al de un partido de fútbol. El derecho, decía, sólo puede establecer las reglas de juego y garantizar que estas se cumplan, pero esto no es suficiente, si la gente no quiere jugar o si juegan por cumplir pero no tiene interés, la derrota es segura. El juego mismo debe realizarse libremente por cada uno de los actores sociales, estos deben involucrarse, desarrollando en el proceso sus propias estrategias y sus estilos originales.
La regulación de los contenidos de los medios es un tema donde el orden legal es muy importante pero no es suficiente. Todos somos testigos del discurso influyente de los medios de comunicación en cuanto órganos que disponen de una enorme capacidad para seleccionar y priorizar mensajes que centran la atención de la sociedad. La difusión de determinados contenidos a través de los medios de comunicación provocan actitudes, fomentan valores y modos de comportamiento que no siempre son positivos.
Frente a una libertad de expresión reconocida y garantizada por el derecho, el siguiente paso es asegurar su uso en forma adecuada y responsable, es decir, aspirar a una libertad con responsabilidad. Acción que no sólo debe realizarse desde el Estado sino y sobre todo desde los sujetos que participan en el proceso de comunicación, como son: los medios de comunicación, los anunciantes, los publicistas y los destinatarios de los mensajes o usuario de los medios.
Una forma de regulación complementaria al derecho es la autorregulación. A través de esta se fomenta la participación responsable de la sociedad. Es importante señalar que la autorregulación manifestada a través de códigos de conducta o códigos de ética, establece límites en nuestro actuar, recogiendo y respetando lo establecido en el orden legal.
La autorregulación (Aznar: 2001)cumple básicamente cuatro funciones:
Formular públicamente las normas éticas que deben guiar la actividad de los medios. Esto se cumple a través de códigos de ética donde se reconocen que la actividad de los medios conlleva ciertas obligaciones y responsabilidades que deben respetar quienes la hacen, dirigen o poseen y esto va a permitir al resto de la sociedad exigir su cumplimiento.
Contribuir a que se den las condiciones laborales, profesionales y sociales que hagan posible el cumplimiento de las exigencias éticas. No es suficiente proclamar las normas y valores de una actividad, es necesario que estas se apliquen e incorporen en la práctica cotidiana. Por ejemplo, no será suficiente la elaboración de una campaña de valores una vez al año, cuando en forma cotidiana el mensaje que transmite la empresa tanto a sus trabajadores como a los destinatarios de los mensajes es totalmente ajeno a los principios éticos.
Hacer pública las faltas y corregir los errores para que no vuelva a repetirse en el futuro. Es así como los medios de comunicación y los empresarios responsables se ven expuestos a las críticas de la opinión pública que permitirán un mejor desempeño y un compromiso para con la sociedad.
El estudio, la discusión y el juicio de las actuaciones éticas conflictivas que se dan en los medios permite que la profesión, quienes la realizan y el público en general puedan aprender sobre la dimensión moral de la actividad. Los mecanismos de autorregulación contribuyen a la formación crítica y reflexiva de la población sobre el deber actuar de los medios de comunicación y de sus contenidos.
Participación de la sociedad
La autorregulación funciona en una sociedad madura. Nuestro país ha iniciado este proceso pero aún falta un largo camino por recorrer. Como lo hemos mencionado, ya existen normas éticas y legales, pero no son conocidas y aún más, no hay interés por hacerlo. El siguiente paso sería preguntarnos ¿cómo involucrar a la sociedad en este cambio de actitud?
Actualmente se experimenta la posibilidad de reducir la función de vigilancia y control del Estado y trasladarla a instituciones organizadas de la sociedad civil, como ha sido el caso de la Veeduría Ciudadana de la Comunicación Social, la Asociación de Consumidores y Usuarios, el Grupo Fem TV entre otras. Estas organizaciones en forma creativa han sabido recoger y difundir las demandas de los destinatarios de medios sobre los contenidos de los mensajes difundidos a través de la radio y la televisión.
Otro ejemplo muy valioso ha sido la iniciativa de la Asociación de Anunciantes (ANDA) que decidieron elaborar y poner en práctica el Código de Ética Unificado de la Industria de la Comunicación Social. El documento recogió fundamentalmente tres principios éticos, el de Veracidad, Respeto a la Dignidad de la Persona Humana y el de Responsabilidad Social, participaron en la realización del mismo anunciantes, publicistas, representantes de medios de comunicación y algunos profesionales ligados al mundo de las comunicaciones.
Estos principios sirvieron de base para la elaboración de una cartilla, en la que distintos programas de la televisión de señal abierta fueron evaluados gracias al apoyo de estudiantes de los últimos ciclos de comunicaciones de tres prestigiosas universidades, como son la Universidad de Lima, la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y la Universidad Mayor de San Marcos.
Los estudiantes asignaron un puntaje al programa de televisión y añadieron sus comentarios, algunos fueron reproducidos en la prensa escrita.
Esto dio como resultado el muy conocido y difundido semáforo ético, los programas fueron calificados con las luces verde, ámbar y roja. Calificar un programa de televisión con luz roja, comprometió a los anunciantes a retirar de dichos espacios sus anuncios publicitarios.
El resultado final fue exitoso y todos salimos ganando. La programación ha mejorado, muchos de los programas calificados con luz roja ya no está en el aire y otros han sido trasladados a horarios de público adulto, es decir a partir de las 10pm.
Anunciantes, futuros comunicadores, medios de comunicación y receptores nos enriquecimos mutuamente a través de esta práctica ciudadana. Se abrió un importante espacio de diálogo y compromiso, que en pocas palabras implicó un buen uso de la libertad de expresión en forma responsable y madura.
Pero el trabajo no ha terminado, recién comienza. La pregunta que sigue es ¿Cómo hacer para que esto se sostenga en el tiempo?
Tal vez necesitamos de acuerdos sociales que visibilicen el sentir de las grandes y diversas mayorías, abrir más espacios de diálogo y de compromiso, cumpliendo una labor de vigilancia constante, difundir los avances y retrocesos, fomentar la capacidad de acción
frente al contenido de los medios.
Tal vez, necesitamos creernos que la libertad de expresión es toda nuestra y debemos usarla... pero eso sí pensando antes dos veces y por que no, hasta tres.

HUGO ALEJANDRO EUGENIO BAÑOS-

ETICA CRISTIANA

La Ética es la parte de la filosofía que trata de la moral y las obligaciones del hombre. En otras palabras, "es la ciencia de la conducta". Entendemos por actitud constante (conjunto de acciones concientes) dirigidas hacia un fin. La ética viene a ser en código de reglas o principios morales que rigen la conducta, considerando las acciones de los seres humanos con referencia a su justicia o injusticia, a su tendencia al bien o a su tendencia al mal. Así decimos que la ética es normativa, porque busca un ideal o norma, según el cual se pueden formular las reglas y leyes de la conducta. Así que la conducta ética viene a ser sencillamente una conducta de acuerdo con ciertas normas.

El termino "ETICA" viene del griego "ta ethica" = los asuntos morales, y se deriva de hechos = costumbre.

Tomada como disciplina de orden puramente humano, la Ética es una rama de la filosofía, porque examina e investiga una parte de la experiencia humana, la que concierne a la voluntad responsable y a la conducta moral, y la considera por entero: toda la actividad del hombre, el bien que busca, y el significado de la actividad humana en dicha búsqueda.

EL HOMBRE ES UN SER ÉTICO

A diferencia de los brutos animales, el ser humano esta dotado por Dios de una mente capaz de razonar y de un albedrío responsable. El animal nace ya hecho, sigue en su conducta las leyes de la herencia y se adapta por instinto a las situaciones, mientras que el ser humano se va haciendo progresivamente, escogiendo continuamente su futuro de entre un manojo de posibilidades, a golpe de deliberación sobre los valores o bienes a conseguir, que le sirven de motivación para obrar o le empujan a una decisión en cada momento de la existencia.

EL CREYENTE Y LA ÉTICA CRISTIANA

A la luz del Nuevo Testamento, Cristo esta en el centro de la Historia de la salvación para toda la humanidad, partiendo en dos la Historia (antes y después de Cristo), y la geografía (a la derecha y a la izquierda de Cristo); de tal forma que el destino definitivo de todo ser humano (su eterna salvación o perdición) depende sola y necesariamente de la siguiente alternativa: CREER O NO CREER, es decir, aceptar o rechazar a Cristo como único Salvador necesario y suficiente. Toda conducta y todo comportamiento ético del ser humano, esta ya tipificada como fruto de una de esas dos raíces: fe o incredulidad. Vea Juan 3:14-21; Romanos 3:19-31; 2 Corintios 5:14-21.

La ETICA CRISTIANA esta afincada en la vida eterna, en la vida divina; tanto que la vida del cristiano es "participe de la naturaleza divina" ("Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia." 2 Pedro 1:4), es decir, de la conducta moral de Dios. De este concepto ético que comparte la participación de la naturaleza divina, arranca la temática moral de la Biblia, desde el primer, "Seréis santos, porque yo soy santo" de Levítico 11:44, hasta el, "Todo aquel que tiene esperanza en El, se purifica a si mismo, así como El es puro."

ÉTICA TEOCRÁTICA O TEOLÓGICA

Llamamos Ética Teocrática o Teológica a la que identifica el bien con la voluntad santa de Dios. Incluye la ética hebrea y cristiana.

El elemento común con las demás éticas es que tratan los mismos temas: la conducta humana y sus normas. También el mismo propósito: elaborar un sistema de buena conducta; considerar cuestiones de vida personal y social, y las responsabilidades cívicas. Por otro lado mientras las demás éticas sacan sus normas de muy diversas fuentes, ya sea del análisis de la conducta humana (la evolucionista), ya sea de la especulación metafísica (las trascendentales), ya sea de algún factor de la naturaleza humana como el placer (hedonismo), la utilidad (utilitarismo), la ética teocratica funda sus normas en el mismo carácter de Dios, tal como se revela en su palabra.

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