jueves, 6 de septiembre de 2007

racionalidad calculadora(utilitarismo)

El utilitarismo es una forma moderna de la teoría ética hedonista que enseña que la finalidad de la conducta humana es la felicidad, y que en consecuencia la norma discriminatoria que diferencia entre el comportamiento bueno y malo es el placer y el dolor. En palabras de uno de sus mas distinguidos defensores, John Stuart Mill:

La doctrina que acepta como fundamento de la moral a la utilidad o principio de la máxima felicidad, sostiene que las acciones son correctas en proporción a su tendencia a promover la felicidad, e incorrectas si tienden a producir lo contrario a la felicidad. Por felicidad se entiende el placer y la ausencia de dolor; por infelicidad al dolor y la privación del placer (Utilitarismo, ii, 1863).

Aunque el término utilitarismo no entró en boga hasta no ser adoptado por Bentham, y aunque los principios esenciales del sistema ya habían sido apoyados por muchos filósofos ingleses, puede decirse que, con la importante excepción de Helvetius (Del espíritu, 1758) en quién Bentham parece haberse inspirado, todos los defensores de este sistema han sido ingleses. El privilegio de que ha disfrutado en el pensamiento inglés puede atribuirse en gran medida al predominio de las enseñanzas de Locke de que todas nuestras ideas se derivan exclusivamente de la experiencia sensorial. Esta doctrina epistemológica, hostil a cualquier sombra de intencionalismo, encuentra su complemento ético en la teoría de que nuestras ideas morales de lo bueno y lo malo, nuestros juicios morales y la conciencia misma son en principio derivados de experimentar los resultados de las acciones.

La expresión clásica de este sistema se encuentra en Utilitarismo de John Stuart Mill, quién se empeña en cultivar la idea del utilitarismo en un plano mas alto que el del egoísmo abierto en que lo apoya Bentham. Como fundamento de esta estructura Mill sostiene que cada hombre actúa necesariamente con el fin de obtener su propia felicidad; pero encontrando que este fundamento lógico es insuficiente en proveer la base para un adecuado criterio de conducta, e impulsado por sus propias y grandes compasiones, que rápidamente se esfuerza en reemplazar "la felicidad de todos los interesados" por "la felicidad propia del agente". El argumento sobre el que, siendo el autor de un formidable trabajo de lógica, se empeña en pasar de la primera a la segunda posición, puede servir de ejemplo adecuado para proponer al principiante de lógica cuando esté ocupado en la detección de sofismas. En breve, el argumento es que, como cada cual desea y persigue su propia felicidad, y la suma total de estos fines individuales conforma la felicidad general, entonces la felicidad general es algo deseable por todos y proporciona la norma utilitaria de que es correcto en conducta. "También podrá discurrir " dice Martineau "que si un centenar de hombres, cada uno de ellos hambriento, se satisface comiendo, el hambre de todos ellos deberá ser satisfecha mediante la comida de cada uno". Para escapar de algunas críticas incitadas en contra de la doctrina establecida por Bentham, quien no hizo distinción entre los diversos tipos de placer, Mill proclamó que el utilitarismo observa que los placeres difieren tanto en calidad como en cantidad; a juicio de aquellos que experimentan los distintos placeres, algunos son preferidos sobre otros, y es mejor ser un humano insatisfecho que un cerdo satisfecho; mejor ser Sócrates insatisfecho que un tonto satisfecho. Desde allí pasa de "preferible" a "elevado", y así subrepticiamente introduce una clasificación moral en los placeres. El único terreno legítimo en donde conectar los valores morales altos y bajos con los diversos placeres es evaluarlos de acuerdo al rango de las facultades o tipos de acción a donde pertenecen como resultados. Pero el hacer esto es asumir alguna norma moral mediante la cual podemos medir lo correcto o incorrecto de la acción, independientemente de sus consecuencias placenteras o dolorosas. Para responde a la objeción de que la virtud es deseada por su propio bien, y que el hombre hace el bien frecuentemente sin mediar ningún cálculo de la felicidad derivada de su acción, Mill lista la teoría de la asociación; como resultado de la experiencia, las acciones que han sido aprobadas o condenadas debido a sus consecuencias placenteras o desagradables a la larga aparecen ante nosotros como bien o mal, sin que nosotros notemos su resultado placentero o doloroso.

RAMIRO FAVIÁN ROMÁN

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