Creo en la subsidiariedad como un campo de oportunidades para el desarrollo de la sociedad, pero creo que se ha quedado encerrada (hablando del sistema gubernamental y de las instancias públicas) en el entendimiento de un concepto aislado: dinero del gobierno que no sirve para nada, dinero desviado, dinero disfrazado.
Sin embargo, vuelvo a mi planteamiento inicial, la subsidiariedad representa una oportunidad para desarrollar los distintos aspectos del mosaico social: salud, construcciones, educación, trabajo, alimentación, cultura, deportes, y la lista sigue. Para todo esto, se necesita un trabajo conjunto.
Muchas veces hay ideas, pero no hay recursos, otras lo contrario, y otras ninguna de los dos; ni uno ni otro se rebasan en importancia, ambos aspectos se necesitan, pero lo que creo más importante para resaltar en esta entrada, es que si no existe motivación para que las ideas existan, y no hay una conciencia (conciente de verdad) de la necesidad de emplear bien los recursos (que para nada son pocos, como parece, pero tampoco abundantes), entonces no se dará el cambio por el que tanto reclamamos.
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