por Nancy Araujo
Richard Fleischer retrata en esta cinta, una realidad confusa pero con grandes posibilidades de tener lugar en el terreno de los hechos.
En los años en los que se creó la película, apenas se esbozaba el inicio de nuestra era globalizada, y bien dicen que hay artistas/creadores que tienen la visión de profetas, pues Soylent Green, es la fotografía en movimiento de un futuro muy triste, en el que el valor del ser humano se ve reducido en medio de una sociedad, que más que sociedad es una enorme masa de cuerpos que se alimentan de galletas de colores y que duermen concentrados sobre las escaleras de los edificios o en algún espacio amplio y abandonado.
A lo largo de la cinta podríamos desglosar distintas escenas que descifran características de este futuro, pero hay una muy importante, en la que recae el planteamiento ético central de la cinta: "Soylent green is people".
La simbología de esta frase, encierra la idea progresiva de un mundo con tendencia a la deshumanización y a la materialización de la vida, en este caso a través de la comida sintética, los soylent, de distintos colores, pero el mismo sabor, y lo mejor… con distintas propiedades "nutritivas". Un engaño en realidad, los ingredientes de esas galletas son tan misteriosos como el mismo origen del universo.
Alimentar humanos con galletas hechas con los cadáveres de la ciudad, es una situación ética en la cual espero jamás se llegue a encontrar ninguna sociedad del mundo.
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